el
campo... ¡El campo!
Un árbol generoso y pasar la tarde leyendo bajo su
sombra.
Pajaritos (ojalá nunca destruyamos el mundo al punto que dejen
de cantar los pájaros), aire que refresca y gratifica.
Y el mundo que deja de importar (sin culpas ni egoísmo),
Y el mundo que deja de importar (sin culpas ni egoísmo),
se deshace entre las manos, como un gran chocolate olvidado
2 comentarios:
Que bueno poder hacer eso!
Comparto deseos de naturaleza descontaminante de esta ciudad/pais/mundo de la furia.
Salud, hoy mas que nunca.
Publicar un comentario