una langosta en un desierto: Efeméride

10.1.10

Efeméride

Un día como hoy, pero hace una semana
salí por última vez de mi misma.

Recordarlo es un asomo de la vuelta, que viene llegando.

12 comentarios:

Sheeba Baby dijo...: Andre, que lindo momento!!! te dejo un beso enorme.; 11 de enero de 2010, 3:58
Nauta Cousteau dijo...: Saludos rusian!; 11 de enero de 2010, 6:47
Miks dijo...: mmmm... no se si me parece lindo como dice shee...

a mi me sonó como que te sacaste...

bueno, tampoco es malo, no?

Como anda el pequeño revolucionario?; 12 de enero de 2010, 3:46
Franky dijo...: Esta hablando del fasssssssso. O del LSD:; 12 de enero de 2010, 8:40
NuMaN dijo...: Cuando vuelvas del todo, date saludos y cariños.Y no te olvides de tí, pequeña.Eres lo que mas quieres.Y tienes motivos para ello.
Nohaymasté!!; 12 de enero de 2010, 11:37
J dijo...: Si a la vuelta encontras una lucecita que viene y va soy yo que estoy de regreso, y si queres podemos compartir algun que otro saludo.; 13 de enero de 2010, 13:52
La Criatura dijo...: eso es peyote.; 15 de enero de 2010, 5:05
oktubre dijo...: wtf???; 15 de enero de 2010, 22:46
oktubre dijo...: por cierto...tremendo el blog xD; 15 de enero de 2010, 22:46
Andreievna dijo...: Che, no es peyote ni fassssso ni LSD, pero pega bastante y dura bastante también!! De hecho, parece que todavía no se pasa.
Ni siquiera tengo la tentación de postear alguna pelotudez cualquiera para actualizar el blog!!
(no prometo que el próximo post no vaya a serlo, de todos modos)

Salud, la compañía!; 16 de enero de 2010, 6:13
Oξitoξi dijo...: no está mal salirse un poco te diré, como para orearse viste...; 18 de enero de 2010, 11:29
Lillí dijo...: Yo tengo agujeros en los jeans para hacer las cosas más fáciles.; 18 de enero de 2010, 14:40

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Lo que esperamos

Oliverio Girondo

Tardará, tardará.
Ya sé que todavía
los émbolos,
la usura,
el sudor,
las bobinas
seguirán produciendo,
al por mayor,
en serie,
iniquidad,
ayuno,
rencor,
desesperanza;
para que las lombrices con huecos portasenos,
las vacas de embajada,
los viejos paquidermos de esfínteres crinudos,
se sacien de adulterios,
de diamantes,
de caviar,
de remedios

Ya sé que todavía pasarán muchos años
para que estos crustáceos
del asfalto
y la mugre
se limpien la cabeza,
se alejen de la envidia,
no idolatren la seña,
no adoren la impostura,
y abandonen su costra
de opresión,
de ceguera,
de mezquindad,
de bosta.

Pero, quizás, un día,
antes de que la tierra se canse de atraernos
y brindarnos su seno,
el cerebro les sirva para sentirse humanos,
ser hombres,
ser mujeres,
-no cajas de caudales
ni perchas desoladas-,
someter a las ruedas,
impedir que nos maten,
comprobar que la vida se arranca y despedaza
los chalecos de fuerza de todos los sistemas;
y descubrir, de nuevo, que todas las riquezas
se encuentran en nosotros y no bajo la tierra.

Y entonces…¡Ah! ese día
abriremos los brazos
sin temer que el instinto nos muerda los garrones,
ni recelar de todo,
hasta de nuestra sombra;
y seremos capaces de acercarnos al pasto,
a la noche,
a los ríos,
sin rubor,
mansamente,
con las pupilas claras,
con las manos tranquilas;
y usaremos palabras sustanciosas,
auténticas;
no como esos vocablos erizados de inquina
que babean las hienas la instarnos al odio,
ni aquellos que se asfixian
en estrofas de almíbar
y fustigada clara de huevo corrompido;
sino palabras simples,
de arroyo,
de raíces,
que en vez de separarnos
nos acerquen un poco;
o mejor todavía,
guardaremos silencio
para tomar el pulso a todo lo que existe
y vivir el milagro de cuanto nos rodea,
mientras alguien nos diga,
con una voz de roble,
lo que desde hace siglos
esperamos en vano.