3.5.12

manifiesto del tatuado


cada vez que me tatúo me estoy recordando a mí misma 
-y a todos los discursos que me atraviesan y me sujetan-
que mi carne es mía, 
que aunque esté atada a leyes naturales que no puedo ni quiero controlar, 
que aunque para poder decir "mía" 
haya tenido primero que ser hablada, pensada, leída por otros, 
por un lenguaje, por una cultura, por mandatos de género, de edad, de clase
en fin: que aunque los aunques sean posiblemente inagotables, 
igual HOY ME DIGO
-y lo grito en cuerpo y palabras, porque lo privado es político-
MI CARNE ES MI POTESTAD, 
MI CARNE ES MI LIBERTAD, 
MI CARNE ES MI DIGNIDAD.

4 comentarios:

Tomás en Shorts dijo...

hay, pero no hace falta tatuarse para decir que tu carne es tuya nena. los tatuajes duran para toda la vida! después te arrepentís y que haces? además con tatuajes no vas a conseguir trabajo en una empresa!


aunque si esa es tu espalda, es increible!!! es una espalda no?

Andrea dijo...

Te faltó decir ¿"qué vas a hacer cuando seas vieja y tu carne tuya envejezca"? Que lo parió Tomás, yo pagando análisis y ustét me viene a largar ese comentario irresponsablemente. ¿No hacía falta tatuarse?

Tomás en Shorts dijo...

claro que hacía falta!
solo que el espíritu de mi padre vivo tomó mi cuerpo en el comentario anterior.
tatuate toda!

Andrea dijo...

Excelente, Tomás, para que vea Ud que en el cuerpo están las inscripciones de nuestros ancestros, tatuadas o no tatuadas.
Arrivederchi